miércoles, 25 de julio de 2012

Duelo y Melancolía



La denominación de duelo debería restringirse para designar al duelo patológico, reservándose el término pesar para la reacción considerada normal. Para otros el termino duelo debería ser limitado a aquellos procesos que tienen una evolución favorable.

Bowlby afirma que el termino pesar denota tan solo en la secuencia de estados subjetivos que siguen a la perdida y acompañan al duelo; en cambio duelo involucra todo el proceso psicopatológico provocado por la perdida del objeto.

Existe una diferencia cualitativa basada en la intervención de mecanismos distintos o en el diferente funcionamiento de los mismos.  

Freud ha señalado que en el duelo normal la libido es retirada del objeto amado perdido y desplazada a otro objeto, mientras que en el duelo patológico la libido permanece orientada hacia el yo, donde se produce la identificación con el objeto.
Por su parte Melanie Klein sostiene que la diferencia es solo de grado, debiéndose apreciar el aspecto cualitativo fundamentalmente.

El concepto de duelo implica todo un proceso dinámico complejo que involucra a la personalidad total del individuo y abarca de un modo consciente o inconsciente, todas las funciones del yo, sus actitudes, defensas, y en particular, las relaciones con los demás.

Etimológicamente el termino duelo significa “dolor” y también “desafió o combate entre dos”. Ambas acepciones pueden aplicarse tanto al sufrimiento provocado por la perdida del objeto y de partes del yo proyectadas en el mismo, como también el enorme esfuerzo psíquico que implica recuperar el ligamen con la realidad y el combate librado por desligarse de los aspectos persecutorios del objeto perdido y asimilar los aspectos positivos y bondadosos.

Para Freud el duelo consistía esencialmente a la reacción experimentada frente a la muerte o frente a la perdida de un ser amado o de una abstracción. Así es como se puede reaccionar de este modo frente a una separación que puede angustiar y deprimir por diferentes motivos o ante la perdida de un objeto o recuerdo que encierra un contenido emocional muy valorado. Las causas desencadenantes de un duelo pueden ser múltiples y dependerán de la valoración afectiva que consciente o inconscientemente es atribuida a la perdida.

Duelo y melancolía.


Ambos procesos se caracterizan psíquicamente por:
  • un estado de animo profundamente doloroso
  • un cese del interés por el mundo exterior, por al perdida de la capacidad de amor y 
  • la inhibición de casi todas las funciones.

Freud dice que en contraste con la pérdida consciente que caracteriza a un duelo normal, en el melancólico parece existir la pérdida de un objeto inconsciente: en el primer caso el mundo a quedado pobre y vacío, mientras que en el segundo caso es el mismo melancólico quien se siente empobrecido y despreciable. El melancólico crece de pudor y siente gran necesidad de comunicar sus defectos, mediante lamentos, autorreproches y quejas. Es por esto que la perdida tuvo efecto en su propio yo, una parte del cual se sitúa frente a la otra y la valora críticamente como si la tomara por el objeto. La instancia critica se ha disociado y separado del yo, esta estancia es la conciencia moral y forma parte del súper yo.

Los reproches con que se acusan van dirigidos a otra persona, al objeto criticado y han sido vueltos contra el yo. Los lamentos son acusaciones contra el objeto, cuando se produce un desengaño con el objeto la carga de la libido queda retraída en el yo y se establece una identificación de una parte del yo con el objeto abandonado. “La sombra del objeto cae sobre el yo

El conflicto entre el yo y el objeto se transforma ahora en conflicto entre una parte del yo y la instancia autocritica.

El problema de la ambivalencia por el cual se experimenta simultáneamente amor y odio contra el objeto; debido al odio se ataca la parte del yo identificada con el objeto, humillándola, y encontrando en ese sufrimiento una satisfacción sádica. Este sadismo entra dentro de lo que es el suicidio, la tendencia a orientar hacia si mismo la hostilidad primitivamente dirigida hacia el objeto. Pero volviendo a la relación penosa que existe tanto en el duelo como en la melancolía, surge la pregunta de cual es la labor que se lleva acabo tanto en una como en la otra.

El examen de la realidad demuestra que, en el caso de la muerte de un ser querido, el objeto amado no existe ya y exige que la libido abandone todas sus relaciones con le mismo. Surge, entonces, la resistencia natural que, a veces, puede llevar a la psicosis. Freud recalca que no es fácil indicar por que la transacción que supone esta lenta y paulatina realización, del mandato de la realidad, ha de ser tan dolorosa. Al final de su labor en el duelo, el Yo vuelve a quedar libre y exento de toda inhibición.

Para Melanie Klein, existe una conexión estrecha entre el duelo y los procesos de la temprana infancia. El acto de la reparación puede perturbarse por distintos motivos. La gratificación sádica de vencer y humillar al objeto, de superarlo en planteo de competencia y rivalidad, en triunfo sobre el, puede alterar el proceso de elaboración del duelo. Esto puede conducir a una depresión o la aumento de las defensas maniacas.

También se reaniman los sentimientos de persecución. Para Melanie Klein, el dolor experimentado parece deberse al de reconstruir ansiosamente el mundo interno, que se siente en peligro de desastre. El rigor de verdad, el sujeto en duelo es realmente un enfermo, pero su estado mental es común y nos parece natural, no lo llamamos enfermedad. Cada etapa del desarrollo significa un duelo. Los procesos de proyección y eyección que están estrechamente conectados con la descarga de los sentimientos, se encuentran detenidos en ciertos estados de duelo por un gran control maniaco y pueden volver a funcionar mas libremente cuando ese control se relaja.

El sufrimiento puede hacerse productivo: revelan nuevos dones en algunas personas, se dedican a pintar, escribir, etc. Tanto en el duelo como en el desarrollo infantil la seguridad interna se presenta no en un movimiento continuo sino ondulatorio. Una de las diferencias con la temprana posición depresiva del duelo normal cuando un niño pierde el pecho, experimenta dolor, lo siente aunque su madre este junto a el. En el adulto, el dolor sobreviene con la perdida real de una persona real. Sin embargo, lo que ayuda a vencer esta perdida que siente abrumadora es haber establecido en sus primeros años una buena imagen de la madre dentro de si.

En el duelo normal impera la culpa depresiva tendiente a lograr la reparación de los objetos el duelo, el patológico, la culpa persecutoria, que trasforma los objetos en persecutorios impidiendo su restauración.
La literatura psicoanalítica en relación con estos temas es relativamente abundante a partir de los primeros trabajos de Freud de Abraham alguno de los mas importantes:

Rosenfeld: dice que la mayor parte de los autores que se ocuparon de este tema destacaron el papel desempeñado por los factores constitucionales, la importancia de los elementos orales, la importancia del narcisismo, la importancia de los procesos de clivaje de los objetos y el Yo en partes buenas y malas; el origen de la influencia del Superyó depresivo la importancia de ciertos períodos o faces infantiles y su relación con el desarrollo de la depresión adulta. Propone que se sigan investigando, mas profundamente, los siguientes puntos: primeras faces infantiles que predisponen a crisis depresivas posteriores, detalles y naturaleza de los mecanismos y las identificaciones que se encuentran en la depresión y la comprensión de los rasgos esquizofrénicos en la depresión.

Abraham: pone el acento en la perdida de objeto como factor desencadenante de la melancolía, la importancia de lo constitucional con fijación de la libido a la fase oral y regresión al narcisismo infantil. Para Abraham la persona que, debido a un desengaño amoroso con el objeto, se vuelve melancólica, tiende a eliminar dicho objeto como si se tratara de heces, tratando luego de devorarlo o introyectarlo.

Rado: destaca la importancia de la sucesión de fenómenos que incluye dentro de la secuencia culpa- expiación-perdón. Debido a la falta de alimento el niño siente hambre que al no ser satisfecha incrementa sus tendencias agresivas y coléricas. Siente hambre y surge la rabia que se calma con el amantamiento, al mamar el niño satisface tanto las necesidades alimenticias como las narcisistas de aprecio, máximo placer orgasmo alimenticio, precursor del orgasmo genital y alimenticio-autoaprecio-embriagues. El Yo del melancólico busca obtener de nuevo el aprecio del objeto mediante la expiación, se
siente culpable por haber producido la perdida del objeto debido a su agresividad durante sus excesos coléricos, castigándose entonces. Describe al igual que Abraham una doble introyección. Las culpas del objeto, es decir que el objeto bueno de quien el Yo del melancólico desea ser querido se introyecta en el Superyó, y el sujeto le concede el deseo de castigar al sujeto, castigando a demás al objeto malo introyectado en el Yo. Satisfaciendo a la vez la agresión del Ello a través del Superyó.

Frieda Fromm Reichmann, Edith Wiegert y otros: afirman que el niño que mas tarde desarrollará una enfermedad maniaco-depresiva es, a menudo, el mas profundo y el mas dotado por eso necesitan desvalorizarse como una forma de protegerse contra ese peligro.

Garma: el melancólico no encuentra otra salida mas que reprimir su agresión y castigarse volcando contra si sus agresiones orales y anales. Se considera a si mismo un criminal por sus fantasías de destruir analmente el objeto convertido en excremento, pero subraya que el en realidad se considera insignificante al no haber sido bien alimentado en la infancia.

La culpa persecutoria frente al Objeto y frente al Yo determinara la aparición de duelos patológicos que, frecuentemente desembocan en cuadros melancólicos o en otras expresiones psicóticas. En cambio, la culpa depresiva cuando logra liberarse de sus componentes persecutorios, crea la posibilidad de una autentica reparación del yo.

Es importante el considerar las reacciones depresivas y el duelo provocados por las experiencias de daño o perdidas de aspectos del Yo. En toda perdida de objeto existía subyacente una perdida de partes yoicas y que para poder tener una apreciación adecuada de como resultara el duelo por el objeto, se deberá investigar simultáneamente el estado del Yo y la propia elaboración por sus duelos respectivos.

Wisdom intentó integrar la teoría clásica sobre la melancolía, basada principalmente en los aportes de Freud y Abraham, con los conceptos Kleinianos. Apoyándose en un esquema teórico previo, distinguió dos tipos de introyección:
La Orbital, en la que el objeto introyectado forma parte del mundo interior del self y es considerado como un objeto interno.
La Nuclear donde lo introyectado forma parte del propio núcleo del self y atreves del cual este mira al mundo interno y externo. Según el la introyección descrita por Freud en “duelo y melancolía” seria de carácter nuclear. En la teoría clásica, la ambivalencia se orienta desde la orbita hacia el núcleo, en cambio en la teoría de M Klein lo hace desde el núcleo hasta la orbita.